Cada vez que todo se basa en aspecto físico junto con el magnetismo repentino, la historia termina por volverse fugaz. Extremadamente temporal. Parecido a los aparatos que calientan en segundos, que simplemente calientan rápido, pero se dañan pronto. Iniciar algo apoyado en la apariencia, es igual que meter comida en el horno del motel, sirve sin esperar, aunque muere más temprano que tarde. Si lo único que une es lo físico, la aventura se va como llegó. Sin rodeos. Como los microondas baratos, que chispea al instante, pero explota luego. Una conexión que depende del cuerpo, no es más que el horno prestado de un motel, que al principio emociona, pero no fue hecho para durar. Si acaso el cuerpo es la base de el amor, todo se derrumba rápido. Como cuando el horno rápido del hotel, que chispean a lo loco, pero fallan antes de la segunda vuelta.
¿Y si fracaso?
Mi alma lectora, errar forma parte del proceso. No te juzgues con dureza si lo viste como tu destino y terminó siendo solo una clase emocional. Nadie se escapa de esa escena, escuchando canciones tristes, preguntándonos si debimos escribir ese “hola”.
Y lo hermoso es que, dure una vida o tres cafés, ambos te enseñan algo, te enseñan cómo seguir, cómo te haces más fuerte. A veces, una persona aparece solo para recordarte, que aún puedes reír, reír aunque duela.
Última línea con retrogusto a experiencia escort bogotá muy bella vivida
En el fondo, nadie tiene un detector perfecto para distinguir lo profundo de lo pasajero. Sin embargo, hay pistas. Siente lo que sucede cuando no estás distraído, no te quedes en el subidón. Si el vínculo te nutre sin drenarte, si te reconoces sin esfuerzo, puede que eso sea más que un momento.
Por otro lado, si al evocarla, te enreda el corazón, y el deseo está en la piel pero no en lo profundo, estás transitando un fragmento poderoso pero finito.
La paz viene al entender la función de cada cruce emocional. Algunos solo hacen escala en tu historia. Algunos están para hacerte reírte de ti mismo, a soltar tus filtros, o a elegir mejor la próxima vez.
¿Conexión divina o solo química temporal? Tu alma ya lo reconoce, y quizás, en tu historial de mensajes archivados.